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Carlos “Pampa” Cura

El último baluarte de una generación admirada. por Luis “Luicho” Flores

El 6 de julio, serenamente, en su casa, después de 92 años de vida bien vivida, nos dejó Carlos “Pampa” Cura, sólo unas semanas después de la partida de Dolly Gaynor, su mujer por mas de 60 años.

Pampa, un hombre de Chivilcoy, respetado y querido por sus compueblanos, en razón de su bonhomía, su trabajo incesante por conservar y promover las mas puras tradiciones de nuestra campaña, a lo largo de toda su vida. Por su tarea mereció, entre otros reconocimientos, ser nombrado Ciudadano Ilustre de Chivilcoy.

Conservó y respetó de todas las maneras posibles sus tradiciones tanto familiares como las del campo. El Recreo (1881), un viejo boliche de campo de sus ancestros, fue comprado a los restantes herederos con el fin de hacerse cargo de conservarlo en valor y transformarlo en un museo privado donde pueden encontrarse infinidad de objetos propios de otros tiempos.

Respecto de las tradiciones camperas fue un permanente hacedor, un motor que movía a propios y extraños trabajando en la conservación del patrimonio cultural tanto material como intangible. Hábil organizador, con un liderazgo natural que obligaba a todos a a sentirse parte y dar una mano. Socio fundador del Centro Tradicionalista El Fogón de Chivilcoy .Tanto en prosa como en décimas octosilábicas mostraba su conocimiento, su cultura y su picardía campera, por su forma llana y clara de decir.

Fue un entrañable amigo de mi padre. Se conocieron a mediados de la década de 1960 y, desde allí en adelante, construyeron una amistad una profunda y cercana “amistad de amigos” como siempre decía otro amigo en común, Eleodoro E. Marenco.

Perteneció a una destacada generación de cultores de las tradiciones del hombre de campo, de sus hábitos y costumbres.

Esta generación inigualable, fue integrada por historiadores, escritores, estudiosos, grandes lectores, coleccionistas, pintores, músicos, poetas, jinetes, artesanos, etc.

Entre algunos de ellos podemos mencionar a Justo P. Sáenz (h.), quien organizaba en su casa, los primeros viernes de cada mes, unas tertulias camperas, que a su muerte fueron continuada por el Ing. Agr. Alberto Martín Labiano. En ellas se congregaban importantes hombres de la cultura tradicional de nuestro suelo. Entre tantos podemos citar a los mencionados Carlos “Pampa” Cura, Luis Alberto Flores y Eleodoro E. “Cacho” Marenco, y también a Daniel “Ciudadano” Videla Dorna, Jorge, Julián y Oscar Campos, Carlos San Miguel, Carlos Lunardi, José María “Pala” Paladino Jiménez, Juan José “Comodoro” Güiraldes, Carlos Normando Seeber,  Cnl. Orestes Fumagalli,  Valentín Espinosa,  Inés “Guelga” Videla Dorna de Güiraldes, Mario Pardo, Jorge Coleman, Omar “Pancho”  Moreno Palacios, Salvador “Chumingo” Rocca, Hernán Filipelli, entre muchos otros que la memoria me esconde. Cada uno desde su lugar aportó lo mejor de si

Esta generación fue la que nos educó, nos enseñó a querer, a valorar y conocer nuestras tradiciones, y transfirió sus saberes y ejemplos a hijos, nietos, a amigos y desconocidos, con total generosidad y pasión por lo nuestro. Gracias a esta reserva de conocimientos e interés profundo por conservarlos y transmitirlos es que han permanecido vivos para las nuevas generaciones.

De esta generación pródiga de conocimientos y amor por lo nuestro se fue “Pampa” Cura, su último baluarte.

Ya estarán todos reunidos nuevamente en un fogón campero, disfrutando satisfechos, de toda su obra y su legado.

Nos queda a quienes tuvimos la suerte de conocerlos, y aprender de su ejemplo y enseñanzas, el privilegio de poder escucharlos, la tristeza de su partida, y la responsabilidad de seguir su huella sin claudicar.

Hasta siempre, procuraremos mantener viva la llama del fogón que nos dejaron encendida.

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